Estos polímeros, comúnmente sintetizados de derivados del petroleo, gracias a su bajo costo, la maleabilidad y la durabilidad, «llegaron para quedarse» en nuestras vidas.

Aunque el caucho, que también se considera plástico, ya se usaba desde la antigüedad por las culturas mesoamericanas, no fue sino hasta 1926 que aparecieron los termoplásticos alquídicos y las resinas aminas y desde entonces empezó la invasión.
En sus origines se vieron como los materiales milagrosos por sus propiedades, ser muy fáciles de trabajar y moldear, su bajo costo de producción, su baja densidad, ser impermeables, excelentes aislantes eléctricos, aislantes acústicos y térmicos, su resistencia a la corrosión; trajeron consigo ciertos problemas no son biodegradables (y los que lo son tardan muchos años) no son fáciles de reciclar y si los quemamos producen muchas sustancias contaminantes.
Ya vamos a cumplir un siglo desde que han estado acumulándose en este pequeño planeta y ahora ultimo a dar vueltas por nuestros océanos.
Estas son unas cifras a tener en cuenta:
- Cada minuto se venden en el mundo 1 millón de bebidas en botellas de plástico
- Durante el año 2018 se fabricaron en el planeta 24.200 millones de zapatos
- Cada año se tiran 3 billones de colillas de cigarrillo
- Durante su vida promedio, una estadounidense desecha 10.000 tampones (más aplicadores) y toallas higiénicas