Un equipo internacional de científicos del ESO (eso.org) anunció esta semana el descubrimiento de la mayor y más antigua estructura hallada hasta la fecha en el espacio: un supercúmulo ancestral de galaxias con una masa mil billones de veces superior a la del Sol.
Hyperion, como fue nombrada, surgió 2.000 millones de años después del Big Bang, la gran explosión que dio inicio al universo.
Para comprender su importancia, hay que recordar que existe un consenso en el campo astronómico de que la explosión que dio origen al universo ocurrió entre 13.300 millones y 13.900 millones de años atrás.
Cuando los científicos escrutan con sus telescopios hacia los confines del espacio, siempre están observando el pasado. Al fin y al cabo, la luz viaja a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo y, al mirar hacia el cielo, lo que se ve es la luz emitida por los astros con algún grado de retraso.
Por ejemplo, la luz de nuestro Sol (que está «cerca» en términos astronómicos) llega a nosotros con un retraso de ocho minutos, que es el tiempo que la luz tarda en recorrer la distancia.
En el caso de Hyperion, se encuentra a tanta distancia que la imagen obtenida por los científicos es un retrato de hace más de 11.000 millones de años. Se calcula que ese supercúmulo ancestral de galaxias es de cuando el universo era un «joven» de 2.300 millones de años. Hyperion recibió este nombre por sus colosales dimensiones en referencia a uno de los titanes de la mitología griega.
El descubrimiento.
Catorce instituciones científicas europeas, estadounidenses y asiáticas formaron parte de esta investigación que condujo al descubrimiento. Los trabajos fueron liderados por la astrónoma Olga Cucciati, del Instituto Nacional de Astrofísica de Bolonia, Italia; y por el astrofísico Brian Lemaux, de la Universidad de California.
Utilizaron un instrumento llamado VIMOS, del Telescopio Extremadamente Grande (VLT, por sus siglas en inglés) del Observatorio Paranal ubicado en una montaña de 2.635 metros de altura en pleno desierto de Atacama, en el norte de Chile. El VLT es el telescopio más grande en funcionamiento del mundo. Su espejo principal tiene 8,2 metros de diámetro. Es operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) desde un centro técnico-científico localizado en Múnich, Alemania.
«Nuestro levantamiento tuvo como objetivo cerca de 10.000 galaxias del inicio del universo para ser observadas con el VIMOS. Este instrumento es capaz de observar a la vez la luz visible de varios cientos de galaxias y dispersar esa luz en sus diferentes colores como un prisma, de modo que podamos estudiar la intensidad de la luz en cada color «, explica a BBC News Brasil el astrofísico Lemaux.
El descubrimiento entusiasmó a los estudiosos del espacio porque permite comprender mejor los primeros mil millones de años después del Big Bang.
«Como estructuras tan grandes y complejas nunca habían sido verificadas a tales distancias, no estaba claro si el universo era capaz de crear estructuras en momentos tan tempranos de su historia», dice Lemaux.
«Como es una distancia en la que la gravedad tuvo poco tiempo para actuar —al fin y al cabo, estamos hablando de apenas 2.000 millones de años del inicio del universo—, ver una estructura de este tipo con toda su complejidad es algo muy sorprendente».